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Intimidad


Si juntos ya no nos reímos,
desnudarnos... no tiene gracia.


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El burro de la noria

Cuando era pequeña mi abuela usaba recurrentemente una expresión que hasta grande no terminé de comprender: el burro de la noria. La usaba para referirse a situaciones absurda en la que uno le daba vueltas y vueltas a un asunto, terminando siempre en el mismo punto.  Hay veces que me siento ese burro, jalando de una pesada noria, sin alegría. Otrora esta actividad la emprendía con energía, con alegría, creyendo que asistir a aquel trayecto y empuje acrítico que de mí se esperaba, era suficiente para saber bien ocupado "mi lugar en el mundo", y lejos de recibir azotes, como burro cuando no rinde, recibiría ciertos mimos y viviría en la seguridad de los que nos entibiamos en la vereda del sol. Pero con los años, las piedras en el camino, y ciertas palpitaciones interiores, desacompasaron mi curso por ese camino, y los azotes no se hicieron esperar. Y a cada golpe, un nuevo aturdimiento, y un nuevo azote por la demora que produjera el impacto de aquel primero.  No bast