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Mostrando las entradas de noviembre, 2018

Derrumbe

Acá no. Acá no podemos antenderte. ¿Dónde? ¿Dónde sí? Lejos, creo. Hasta luego . La desprotección puede tomar muchas formas. Pero debe dejar a todes  la misma sensación: desauciado.  Y cuando el desamparo profundo es novedad, se siente como un derrumbe. Un derrumbe de adoquines pesados, un colapso interno, doloroso. No somos suficiente para que nos protejan así. ¿Así como?. Bien. Eso nos dice el sistema una y otra vez. Dependemos de nuestras redes para acceder a lo que necesitamos. Son nuestras redes los principales efectores de nuestra salud. Son quienes acercan los efectores a la demanda, a la necesidad. A lo que somos: a las personas.  Me resulta increíble, de una violencia profundísima que lo que separe la vida y la muerte, y sobre todo la forma de vivir y la forma de morir, sea la clase social, y su ilusión de movilidad: el poder adquisitivo. Ese poder que no es obvio y que se circunscribe a qué podemos empeñar para obtener de lo que hay, pero qu

La mujer enferma

"Johanna Hedva vive con una enfermedad crónica y su teoría de la mujer enferma es para aquellas personas que no se suponía que sobrevivieran, pero lo hicieron." Estoy enferma de algo, que no sé qué es, ni sé cómo averiguarlo. Es un padecimiento. Es como si el cuerpo hubiera sobrevivido a algo que no debió, algo que resistió nomás. Como traer a alguien de entre los muertos, y es lo que no debe, sin poder ser lo que fué.  Es una sombra que oprime, es una sombra que avanza. 

Ozymandias

"You want me to beg? You're the smartest guy I ever met, and you're too stupid to see -- he made up his mind 10 minutes ago." Es inevitable saberse advertido por el propio instinto del desenlace recurrente de las tensiones. Es fatigoso acompañar con el cuerpo, mientras el espíritu observa, tieso, la performance de ser el eslabón débil de la cadena, el vértice de la soga que liga lejanos extremos en la cornisa, en el punto donde se sobrecarga. Es sabido quien pierde, está en la teoría, está en los libros, está en mi pasado, se me escribió en el cuerpo, se repite de tanto en tanto, casi como su fuera natural. No estoy encontrando la forma de que algo de esto se parezca a lo que quiero para mí. Que este camino, que este proceso me de alegría, ganas de habitarlo, sentido de afrontarlo y alimentarlo. Si es la reina la que siempre cae, ¿por qué habría de desear el trono?