Un nuevo orden de cosas está sucediendo. Me estoy encontrando con un mundo que me hace latir como si tuviera 16, como si todo estuviera aún por pasar, donde todo aún...se está por escribir.
Me estoy encontrando a mi en este espacio de disidencia y no se si me siento contenida o tan solo me siento, y asiento.
Porque antes de sentirme, no había nada, y antes de eso estaba, y hasta entonces solo recuerdo que me sentía y además, prometía.
Y me fui con la promesa y no fui yo, sino aquella que creí, que leí, que escuché. que obedecí, que debía ser.
Y ahora que reniego y me regenero, me encuentro y me siento. Me siento y me veo así, degenerada, cuando en los ojos de los otros, mis otros, de mí y de nosotros, me reflejo.
Y solo cuando me siento así, vuelven a mí las palabras y vuelvo a sentir deseo. Y a sentir. Y sentirme. Yo ahora me siento. Y me asiento. Y asiento sobre mí y quien soy, constituida por mi deseo que reencuentro, por primera vez encuentro y me vibra dentro.
Y es una fantasía inmensa hablar en silencio y habitar en los espacios lejos de ellos, de esos aquellos que no ven lo que yo veo, ni sentir lo que yo puedo.
Y no quiero que crezcan alrededor de mi, las hiedras de sus reclamos, de sus suspiros y su desconcierto, y se me casque la piel del cuerpo con las palabras con que ahorquen a aquellas que yo diga.
Es el germen que comenzó a seguir creciendo.
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